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Capitulo VII Asi naci yo, la casa de mis padres y mi familia

Aquí nací yo Román Ortiz de Vallejuelo García Ortiz de Vallejuelo Ruiz el ocho de Noviembre de mil novecientos veintiséis.
Mi padres Dorotea y Marcelino, abuelos por parte de madre Benita y Ángel y por parte de padre Eulogio y Juliana, mi nacimiento en una cama de madera torneada , al igual que mi hermano Ángel el mayor Angelita después que yo, Carmen la cuarta , Pilar la quinta e Irene la mas pequeña q.e.d.
El parto fue asistido por mi abuela Benita , Maria esposa de Pedro Andino , Rosario no andaría muy lejos y mi tía Beatriz encargada de tener el agua caliente , mi padre y mi abuelo Ángel pendientes de todo por si había que llamar a la Sra. Juana de Sobreviñas , esta señora muy practicada en partos actuaba de comadrona y todos la llamaban si había alguna complicación , ¡Ah¡ y mi hermano de poco mas de dos años , este se entero de todo , siempre que hay algún comentario , con sus setenta y ocho años o mejor dicho casi setenta y nueve en octubre , siempre cuenta lo que vio , madre se dio cuenta de su presencia durante el parto pero tampoco estaba en esos momentos para dar ordenes , el caso es que no hubo complicaciones y aquí estoy, a mis casi setenta y seis años en este capitulo contando algo de mi vida y de algunos de los que participaron en ella y las andanzas de todos nosotros.
Lo primero que diré de mi es que fui un mamón pues según cuentan mame hasta los casi tres años, cuando me acercaba a mi madre le decía mama sienta que quiero teta , hoy a estas concesiones de mi madre les encuentro cierta justificación ya que por aquel entonces se decía que mientras que las mujeres estaban dando el pecho no podían o no solían quedarse embarazadas, mi hermana Angelita nació tres años y medio mas tarde que yo y recuerdo decir a mi abuelo Ángel – Dejad de ordeñar de esa vaca para que salga el toro. Coincidencia entre las mujeres y las vacas es que ambas dan alud o paren después de nueve meses de gestación.
Mi vida de pequeñajo fue normal , mi madre me cargaba sujeto a la espalda con un mantón que lo doblaba en tres picos , camine muy pronto y rodé por las escaleras de la casa muchas veces mucho antes de andar , para evitar esto en la sala había una puerta y para que no la abriera ponían unos sacos llenos de trigo , a mi me daba igual, subía por los sacos y luego me dejaba caer y a rodar por la escalera de madera , por lo que me contaba mi madre de mayor los morados eran continuos conmigo hasta muy adulto.
Como todos los chicos del pueblo fue muy pronto cuando empezamos las tareas, lo mismo en casa que decían voy a ordeñar baja a sujetar la cola de la vaca, las cuales por cierto de vez en cuando soltaban alguna coz, como en el campo cuando comenzábamos con las tareas mas sencillas como el "apañar" las patatas, cuando teníamos la cesta llena, yo que ni tenia fuerza para levantarla un palmo de la tierra abría el saco y luego mi padre las metía en este ultimo.
Mi hermana Irene murió muy de joven por culpa del sarampión que según dicen acabo complicándosele en una meningitis, recuerdo aun con pena que las niñas de los ojos se le iban poniendo blancas y hoy aun no me explico de que fue , como ya he dicho en aquellos tiempos teníamos el medico en Lezana y otros dos también en Villasana y en Villanueva , si ocurría algo raro venían a ver al enfermo se metían con el a solas en la habitación así lo hicieron con mi hermana estando presentes mis padres luego a la farmacia de Villasana donde siempre faltaban cosas y había que esperar a que las trajesen de Bilbao , al final ya cuando lo suyo debía ser irreversible recuerdo que mi hermana tenia un trozo de pan en la mano y se lo dio a mi abuelo Ángel , este lo recogió y dijo:
Lo último que me da mi nieta, inmediatamente se marcho de la habitación para que no le viese nadie llorar.
Mi abuelo Eulogio y mi abuela Juliana eran primos y los únicos que quedaban ya en su generación , se casaron entre ellos y se reencontró el apellido Ortiz de Vallejuelo así que mi padre lo llevo de primero y de segundo yo de primero y tercero y mi hijo de primero y quinto, siempre hemos pensado que todo aquel que posee este apellido es familia , mi hijo Luis lo ha estudiado y dice que en los escritos que hasta ahora a encontrado se remonta como mínimo al siglo XVI , el se va metiendo en los ratos que puede en Internet y en alguna que otra biblioteca o archivo eclesiástico va pidiendo favores para recopilar esa información , todo es muy difícil la memoria es flaca y la voluntad pobre yo intente ayudarle y me canse o mejor dicho me raje , espero que con este escrito no me pase algo parecido.
El abuelo Eulogio era Ortiz de Vallejuelo Bringas y el de la abuela Juliana Ortiz de Vallejuelo y ya no recuerdo el segundo.
La casa en que nací daba por delante a la antigua calzada de la que os he hablado en capítulos anteriores , por la parte derecha lindaba con la casa de Maria y Pedro Andino la cual utiliza la misma medianería , fue construida después de la nuestra pero para defender uno de los lados de nuestra casa contra el frió les dejaron apoyar sus vigas en la pared de nuestra casa , a la izquierda esta la de los abuelos Benita y Ángel aunque de esta ultima casa nos separaba un estrecho carrejo que llevaba a la cabaña donde se guardaban los aperos de labranza , recuerdo que la casa tenia junta a esta cabaña un viejo horno casi derruido por no usarse ya que el pan lo hacíamos en el horno de casa de los abuelos que era muy grande , allí cocíamos también los tortos que eran pequeñas hogazas de pan donde introducíamos antes de su cocción uno o dos chorizos de la olla donde conservábamos todo el año los mismos en manteca de cerdo y aceite después de haberlos frito levemente en la sartén.
Luego estaba la huerta con perales , cerezos , guindos y manzanos y después la caída del rió donde nacían los olmos y a la sombra de los cuales mi madre y mis hermanas con la ayuda de la tabla lavaban la ropa entre las piedras ; a la entrada de la casa el patio y luego a la entrada la escalera para subir a la izquierda estaba la pequeña cuadra del caballo de mi padre , el Lucero que nos mordía de vez en cuando, al venderlo esta pequeña cuadra acabo utilizándose para los cerdos , a continuación los pesebres de las vacas en un lado y de los novillos en el lado opuesto , debajo de la escalera el albergue de las gallinas y la pila del abono , en las cuadras para que las vacas se tumbaran en seco poníamos hojas secas de los montes la cual al mezclarse con las heces de las mismas se humedecía y convertía en abono que utilizábamos para los huertos y los prados , arriba de frente a la escalera estaba la cocina que era de leña y cuyo suelo era de piedra , recuerdo que cuando el viento soplaba fuerte azotando la falda del Ordunte el humo de la chimenea se metía dentro de la casa , entre el hogar del fuego y el tiro de la chimenea recuerdo también que había atravesado un cañón viejo de escopeta de el que colgaba el billar y luego de este ultimo se colgaban los grandes calderos para cocinar las patatas o la remolacha mezclada con salvado luego se utilizaban para dar de comer a los cerdos especialmente al que se escogía cada año para la matanza , a la derecha de la cocina estaba la sala que es donde hacíamos la vida de diario y a la que daban las dos habitaciones que cuando vinieron las chicas acabaron convirtiéndose en tres para separar a mi hermano y a mi de ellas luego un poco mas adelante la escalera al payo donde se guardaba la paja y la hierba que alimentaba al ganado en invierno.
Con el tiempo se tiro la cabaña del horno y se construyo otra mucho mas grande con una buena puerta de recia madera que trajo mi padre de las desechadas en la vieja granja que acabaron sepultando las aguas del embalse , el tejado de esta cabaña alcanzaba las ventanas de la cocina de la planta superior , aprovechando este cambio mi padre agrando el espacio para el ganado en la planta baja de la casa , hizo una pesebrera para alimentar al ganado en este caso a las vacas y luego en la cabaña anexa guardábamos a los cerdos , a los terneros y dependiendo de la época del año los atados de remolacha o las mazorcas de maíz que luego dejábamos secar y desgranábamos en la cocina y cuyos granos metíamos en grandes sacos para moler y alimentar al ganado o a nosotros mismos en el caso del desayuno de tortas de maíz con miel que mi madre nos preparaba en invierno y gracias al cual el frió de las mañanas se hacia mucho menos áspero para nosotros ; como mi padre gracias a su trabajo en el embalse no paraba de comprar animales mas adelante construimos una segunda cabaña de techo de latón en la que acabamos criando conejos era tan larga como la casa y de fondo andaría por los cuatro metros , como os cuento en ella criábamos a los conejos y su interior de arriba abajo estaba forrado de cajones donde se criaban estos recuerdo que en ocasiones llegamos a criar a la vez mas de cien de estos animales que había que proteger contra los gatos y comadrejas que acechaban constantemente para atrapar a sus crías , como os podréis imaginar entre conejos , cerdos , gallinas , las cinco o seis vacas , terneros , las yugueras y el caballo el trabajo de recolectar comida era constante para todos los habitantes de la casa , nosotros los mas pequeños nos encargábamos principalmente de los conejos en mi caso casi siempre que salía de casa iba acompañado de una azuela con la que durante mis rutas por la vereda del rió cortaba las tiernas ramas de avellanos y bortos que crecían en sus orillas.
Como todos imaginareis ninguna de las casas del pueblo incluyendo la nuestra tenia cuarto de baño ni agua corriente eso implicaba que antes de sacar el ganado una de las primeras tareas por la mañana consistía en ir al rió y recoger el liquido elemento mediante baldes que acarreábamos hasta la casa , en cuanto a nuestras necesidades las solucionábamos en que lloviese o nevase como pasaba durante los inviernos en la cuadra de los animales o en verano y primavera junto al propio rió en este caso yo tenia la costumbre que mantuve hasta muy mayor y me viene desde antes de los cinco años de pescar a mano alguna trucha que al verme se metía bajo las piedras de la orilla , cuando se la subía a mi madre a la cocina para que me la friese en la sartén siempre me decía que la teníamos que dejar para la noche ya que de fresca que estaba se le enroscaba en la sartén y el aceite le saltaba hasta la cara .
Para alimentar al resto de animales teníamos los prados y algunas fincas para patatas, maíz y judías, estas ultimas las sembrábamos entre el maíz y según iban creciendo se enroscaban en sus troncos y cuando las mismas se secaban había que desenroscarlas con cuidado para no desgranar sus frutos, en otras sembrábamos remolacha, nabos, alfalfa y trigo dejando la huerta cercana al rió para las hortalizas.
El resto de las familias del pueblo se dedicaba mas o menos a lo mismo que nosotros , subsistir y tratar de mejorar en la medida de las posibilidades de cada uno , había algunas que vivían un poco peor por lo ajustado de sus fincas y propiedades y otras un poco mejor que nosotros al tener mas ganado o mas fincas para criarlo libremente en sus pastizales lo cual les permitía disponer de leche de sobra y no como nosotros que en ocasiones y cuando las vacas estaban criando a sus terneros teníamos que compartir la leche con ellos , cuando esto o algo parecido sucedía ; apuros con la trilla , problemas con la hierba , volcado de un carro y sin que nadie lo pidiese aun cuando llevasen sin hablarse por alguna linde hace años siempre al que mejor le iban las cosas en ese momento decía manda a los niños a casa a por leche o a por lo que fueses que me sobra y no se que hacer con ella , yo pienso que cuando los elementos y las condiciones aprietan fuerte a los humanos es cuando sale lo mejor de nosotros .
Hablando de leche y comida recuerdo también la costumbre que tenia antes de ir a comer a casa de pasar por la de mi abuela o la de la tía Beatriz , entraba en la cocina levantaba la tapa del puchero o de la cazuela que estaba en la lumbre y si me gustaba me quedaba a comer , a la vuelta a casa bronca de mi madre o dos zapatillazos , pero al día siguiente lo mismo os voy a contar otro de los motivos mas habituales por los que me ganaba los zapatillazos de mi madre , como ya os he contado desde pequeño me aficione a cazar y pescar y aunque esto ultimo me gustaba mucho hacerlo con la mano también se me daba bien con la caña , en mi caso una vara fina y flexible de avellano con un trozo de fina pita que le habría cogido a mi padre y un anzuelo que en caso en que no hubiese me lo hacia con un alfiler con este aparejo y una lombriz del huerto me iba muy ufano al rió y a la vuelta siempre volvía con algunas truchas , con la emoción dejaba la caña con la lombriz detrás de la puerta de la entrada y claro al cabo de un rato siempre la caña sola acababa pescando una gallina de las ponedoras , ya os imagináis el resultado zapatilla del treinta y siete en mi culo y mi madre a solucionar el problema , sedar a la gallina metiendo su cabeza debajo del ala y dando vueltas para que durmiese , coger unas tijeras una aguja y un poco de hilo , arrancar las plumas cercanas al buche o molleja , cortar la piel , cortar el buche sacar el anzuelo y su lombriz , coser el buche , coser la piel , dieta y a seguir poniendo huevos.
Mi gran pasión fue tratar con el ganado a los cuatro o cinco años cuando ya se repartía el trabajo de la siembra , yo casi siempre delante de las yugueras otro atrás manejando el arado y atrás el resto plantando patatas , maíz , judías y luego otra vuelta con el arado para cubrir bien lo sembrado , como niño que era y como todos los niños yo siempre quería hacer el trabajo de los mayores y mi padre me respondía "tiempo tendremos" pero claro siempre que tenia ocasión a por lo mas difícil o lo mas complicado , supongo que eso me hacia sentirme mas importante , en los partos de los animales allí estaba yo pendiente de lo que sucediese y si adultos no había me encargaba de todo , también cuando había que preñar a las vacas me encargaba de ello , ahora es mucho mas fácil pero en aquellos tiempos el método era mas tradicional, cuando salía una vaca al toro ; así llamábamos al celo ; se ponían como locas , se montaban unas encima de otras y se pegaban , como en el pueblo no había toros de raza había que llevarlas a los toros en Vivanco o a la Vega ambos a unos cinco kilómetros de distancia , entonces con mi madre o con mi padre ellos al ramal y yo detrás del animal si íbamos a La Vega que esta pasado el pantano donde trabajaba mi padre hacíamos el trayecto por la mañana por lo que la vuelta la hacia yo solo y esto con cinco o seis años , aquí en La Vega aprendí que si la vaca tenia infección no se quedaba preñada , por eso si se detectaba mal olor en la micción o la vaca vertía suero con pus , había que lavar la matriz hasta dos y tres veces mediante un artefacto compuesto por una vejiga grande y una vara de saúco vaciada en su interior , como de dineros no andábamos sobrados y por limpiar la vaca el dueño del toro cobraba un suplemento a la tercera vez de ver como lo hacían ya dejo de ser necesario en gastar en ello; para sujetar la vaca al toro la atábamos a un gran tocón de árbol del cual a modo de cuña partían dos vallas para evitar que la vaca se moviese , en una ocasión cuando mi padre se encontraba delante de ella esta dio un salto y se coloco sobre sus hombros mi padre aguanto el peso y la bajo lentamente para que no se rompiese ninguna pata , esta es otra prueba de la fuerza que tenia mi padre.
Como ya os decía antes el ganado me llamo la atención desde pequeño por lo que antes de entrar en la escuela llevaba las vacas al monte, a la venera, al Prado Pacho, Callejonda, Sobrepeña, los Cortinales, Valdejoño, o si tenia mas tiempo a los Mártires o a Ornedo, luego si hacia sol el ganado volvía solo al mediodía pues la mosca, así llamábamos a los tábanos, les picaba y la cuadra les parecía el mejor sitio del mundo, cuando estaban mas alejados del pueblo y la mosca también apretaba se metían dentro del monte cerrado y aguantaban su regreso hasta la tarde por lo que al salir de la escuela tocaba ir a buscarlas y localizarlas donde estuviesen lo cual no era muy difícil gracias a los cencerros que llevaban, ya de regreso a casa en ocasiones me tocaba ordeñarlas entonces siempre tenia de invitados a los gatos de casa, mi favorito era la gata Mirumi que me seguía a todas partes y por la noche dormía a mis pies en mi cama así que por la mañana me levantaba siempre con los pies calientes y en algunas ocasiones con alguna pulga.
El ganado además de leche, mantequilla, nata, carne, calor animal en la casa y fuerza para mover carros y aperos, nos daba abono para nuestras cosechas del cual nos encargábamos los mas jóvenes de la casa al ser la limpieza de las cuadras era una de nuestras responsabilidades, os contare como se hacia, primero repartíamos hojas secas que traíamos del castañal y de los montes cercanos para que el ganado durmiese lo mas cómodamente posible, a la mañana siguiente recogíamos esas hojas y los desperdicios que los animales habían producido por la noche, amontonándolo todo bajo las escaleras , cuanta mas hierva poníamos mas abono nos proporcionaba luego la cargábamos en carros para extenderla en otoño en los prados por medio de las rastrillas ; en el caso de las fincas donde cosechábamos había que repartir este abono brabaneando el terreno para que la fuerza del abono se repartiese mas lentamente durante el crecimiento del cereal, en el caso en que sembrásemos patatas solíamos dejar la basura justo encima de la tierra que cubría la patata sembrada para que las nuevas saliesen lo mas grandes posibles.
Siguiendo con mi pasión por el ganado un año aprovechando que nos nacieron dos novillos convencí a mi padre para que nos los quedásemos para criarlos para bueyes y así dejásemos de usar la pareja de vacas yugueras, los novillos no eran del mismo color que era lo que a los chavales nos gustaba mas , recuerdo que uno era blanco y el otro cárdeno , al blanco lo capamos dejándolo para buey y al otro dejamos entero aunque era mas peligroso estuvimos amansándolo durante un par de años y jamás nos dio un problema por extraño que pareciese incluso a este que fue al que dejamos entero era el que mas tiraba de la yunta y entre su fuerza para el yugo y lo que ganábamos cuando cubría a alguna de las vacas del pueblo, recuerdo que cubrió a casi todas así que fue al que mas dinero acabamos sacando de los dos, eso sin contar las apuestas que de pequeño gane con el compitiendo a ver quien tenia la pareja que tiraba mas, con el resto de las yuntas del pueblo que cuidábamos los chicos cuando estábamos en la campa.

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